Aquí no habrá palabras nuevas, son las mismas viejas palabras que vuelan en mi consiente, pero ahora se elevan diferente, aladas en estructuras mentales remediadas, quizás en este exacto momento que estas leyendo puede que este siendo digno de tu presencia, quizás debí ser lo suficiente valiente como para haberme pedido “sé más que un impulso, vístete de causa y emperfumate de motivo”. Que no solo estuvieras esperando en el silencio amarrando el tiempo a tu mente, a tu destino. Confuso y romántico (más que nunca) me ahogo en fantasías con los gestos más simples que me das.
Esperanzado mato horas imaginando que hay a tu lado, que si tan solo pudiera verte, sentir tu piel y el calor que secuela, obviando el vacio que nos separa. Mi mano encontraría la tuya y siguiendo la ocasión caminaríamos con la frente en alto, sin el favor de una decisión, juntos de nuevo. Es difícil no mirar atrás, pero es mejor aun mirar atrás y conseguir sonreír, sobre todo si la sonrisa que logro ver es la tuya, la que tanto anhelo traer de vuelta desde ese transitado pasado, ahora hacia adelante siempre, guiando el camino. Sí, basta de lágrimas saladas no queridas, que mejor que esa sonrisa para iluminar la oscuridad que estamos pasando, sonrisa respaldada por esos dos maravillosos hoyuelos que por estar posicionados no tan perfectos como ese pequeño y claro lunar debajo de tu ojo izquierdo, están celosos. Ah… ese pequeño y asombroso punto en tu rostro, que vi tantas veces, que en este octubre alude a su nombre y en estas noches solitarias, es luna de tus forzadas sonrisas, veterano ese punto claro y hermoso, ha visto tanto como tus ojos, tanto como tu corazón ha sentido, tanto como tu alma ha dolido.
Recordar espléndidamente como es tu rostro se ha vuelto una costumbre devota más que una rutina, la diferencia esta en que me encanta y no solo lo practico sin fe. Sí… rito producto de mi imaginación, que calienta este corazón que te aguarda, que espera ese tiempo amarrado a tu mente y ahora a tu corazón, que retrasa el intenso deseo de darte muchas más sonrisas divinas, de pasar juntos muchos más caminos. Baja esos latidos, siente la tranquilidad, mírame si todavía te lo permites a ti misma.
Escribí esto para ti, no es otra razón para volver, sino para mantener fuerte este amor, para que me agarres la mano y sientas lo que puedes llegar a sentir, para que nos abracemos y nos perdonemos todas las peleas que han servido para educarnos. He pensado, he razonado, actuaba con tolerancia, en vez de una vía mejor… la aceptación, quererte por lo que eres, como yo era al comienzo. Es una crisis, una guerra en donde soy aliado y enemigo a la misma vez, el tiempo juez y la cordura aquella inservible victoria. He puesto todo en la balanza, dado el resultado, esto, a batallar por lo nuestro.
Nuestra historia es de dos, el amor no ve egoísmos ni narcicismos, aquí de mi parte solo queda este pendejo que aspira ser feliz a tu lado. Solo tú puedes creer todo lo que digo. ¿Quieres hablar? Sin miedos, sin peleas, como gente madura. ¿Quieres deducir conmigo que podemos hacer por nosotros? ¿O quieres dar una vuelta por la vida? Fíjate si vale la pena seguir queriendo este abrazo, ten confianza, ten fe, toma el tiempo que aquí estaré, esperando esa charla, no para siempre, pero sí hasta donde la esperanza me lleve.