Monday, November 11, 2013

Una lista de 10 cosas que puedo dejar para ser más feliz:

1. Deja la necesidad de siempre estar en lo cierto: 
Pregúntate en las discusiones: ¿prefiero estar en lo cierto o ser feliz?

2. Deja la necesidad de controlar: 
No asfixies las serendipias y alegrías que la vida ofrece constantemente.

3. Deja de culpar: 
Eres cómo reaccionas a lo que te sucede, empodérate, no recrimines a los demás por lo que está bajo tu locus.

4. Deja de quejarte tanto: 
Nadie tiene ganas de estar al lado de una persona negativa.

5. Deja el lujo de criticar: 
Todos queremos algo, aprende a identificar que quieren los demás y ayúdalos; si no puedes, sal de su camino.

6. Deja la necesidad de impresionar a los demás: 
Acéptate justamente como eres, y si no sabes quién eres, acepta eso también.

7. Deja de resistirte al cambio: 
Aceptar que algo ya cambió te pone 50% delante de lograr superarlo.

8. Deja las etiquetas: 
“The highest form of ignorance is when you reject something you don’t know anything about.”

9. Deja las excusas: 
O te vas a quedar sin lugar a donde ponerlas o te vas a quedar sin oportunidades ni personas que escucharlas.

10. Deja el pasado: 
Trata de ser presente en todo lo que haces, ya sea tomar un té como si fuera tu arte.


Sunday, November 10, 2013

Agradecimiento

Hoy al fin monté bicicleta nuevamente en la calle, fue para celebrar que hace exactamente tres meses en esta noche la vida me invitó a un accidente que me ha cambiado, quiero compartir algunas cosas que he tenido tiempo para unir y contemplar:

Sobre el coraje:
Coraje no es no tener miedo, es continuar con la vida a pesar del dolor (ver sección sobre el dolor). 
Hay que tener coraje para estar solos (ver sección sobre soledad).

Sobre el dolor:
Abrasa los sentidos, donde no se es un título, ni un profesional, ni un aspirante, ni un especialista, eres puramente humano, desnudo ante la experiencia sensorial.
Es una ambición egoísta inmensurable.
Es una marea, que aterra con su infinitud.
Es fuente de la ansiedad de ir a un lugar donde te reparan.
Dolor es lo que viene antes del entusiasmo. Y también es lo que queda después de él.
El dolor es lo que me provoca cantar vulgaridades, contar los pisos del edificio que está en la ventana para hacerme trampa.
Dolor es lo que me permite ser fuerte.
El dolor es no poder decir muy bien qué es el dolor.

Sobre la soledad:
Cuando te abandonan, la soledad es superable, pero cuando tú te abandonas, la soledad es casi incurable; esto hace que la soledad sea insoportable sin uno mismo. 
De todas las soledades, la que más me gusta es salir de la cama cuando yo quiera, cosa que mi condición me impidió hacer por un mes, si eres sabio, quizás logres madurar los deseos a paciencias.
Para Bukowski saber mantener el equilibrio justo entre soledad y gente, ésa es la clave, ésa es la táctica, para no acabar en el manicomio.
Así que aprende a disfrutar la soledad y encontraras a la persona que te cambiara la vida: tú mismo.

Sobre las amistades:
Mi tipo favorito de amistad es el que los dos comprenden que tienen compromisos en la vida, y que hay veces que por un tiempo no hablarán. 
Esto no significa que no estarán el uno para el otro cuando se necesiten.
O que tienes que cambiar de amigos, especialmente si estás dispuesto a aceptar que los amigos también cambian.
En las miradas, conversaciones, visitas y otras demostraciones físicas de mis amigos logré sentir algo muy especial: el calor de sus corazones y la nobleza de sus almas.
A veces, amistad es compartir el prejuicio de la experiencia.
Mis amistades han sido mi mano pierna derecha.

Sobre la familia:
La vida se siente más completa si soy el mejor amigo de mis hermanos.
Y hermano de mis mejores amigos.
Mi madre fue mi superhéroe en mi infancia.
Mi padre ha retomado la tarea en mi adultez, voló 7 horas para encontrarme a la puerta del quirófano.

Sobre la vida:
Mi madre decía (sin timidez alguna por herir mi comodidad) que iba a quedar atrofiado de tanto pasarla sentado. Mamá sabe mucho viste, estuve un mes inmovilizado y mi cuerpo se comió mis músculos.
En esto aprendí que es imprescindible ejercitar el músculo de dejarse sorprender.
Otro ejercicio fundamental es la meditación, otra de esas cosas buenas de la vida que tu madre siempre te quiso enseñar y no le parabas mucha bola.
En nuestra vida moderna, las ambulancias son unos vehículos peculiares, transportan en sí una carga de esperanza y angustia en un mismo viaje.
Y la esperanza no es más que “la vida misma defendiéndose” recordando a Cortázar.

Sobre la muerte:
Todo lo que es verdaderamente nuevo da miedo o maravilla, estar cerca de la muerte da los dos al mismo tiempo.
La muerte trae incertidumbre, la incertidumbre es la hermana histérica de la esperanza.
Walt Whitman lo resume con mucha clase así: “si llego a mi destino ahora mismo, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de años, esperaré alegremente también.”

El Destino de las Palabras

Las cartas deben escribirse con dos motivos, para que un “otro” lea lo que no se sabe, y para que uno se desprenda de lo que siempre supo:

Quiero celebrar, como en el buen sentido de otros tiempos, por habernos conocido. Y quiero la verdad, para que me deje vencido, pero con un sabor a empate. El valor de ganar no está en el tiempo que las cosas duran, mas en la intensidad con la que suceden. Por eso hay momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables, como tú y yo. Dijiste que buenas cosas vienen a quienes esperan, y no mentías, las buenas cosas sobraron. Tuve un tiempo de felicidad compartida y funcional, aprendí contigo, aprendí sin ti, aprendí conmigo. Me descubrí descubriéndote. Nunca quise ser tan yo mismo y diferente al mismo tiempo. No mereces saber de estos párrafos, pero yo merezco decírtelos, no los escribo por la imposibilidad de no tenerte, nunca te tuve, y después de todo, tú renunciaste a mí, a un buen hombre. 

Sí, no lo niego, me hubiera gustado encontrarte como sin querer, encontrarte en tu número de celular, en las calles que conozco, en el diseño de las cartas de los restaurantes, en una silla de madera debajo de lluvia que no moja, enfrente a una tasa de té, en un paseo de bicicleta, en mi cama con el techo de luces acuáticas, en tu vestido azul o tus zapatos de graduación, en la vieja alfombra de mi casa, en una noche estrellada o leyendo bajo la ducha, en tus cabellos falsos o tu sonrisa verdadera. Tú sabes que son tus pequeños detalles lo que te hacen perfectamente imperfecta. Como esa ceja a tu lado derecho, que con un saltito revela algo más de piel. Ese diente terco que viradito, como tu actitud, no quiere dar mordidas rectas. Las cicatrices que hipnotizaban mis yemas, dibujaban corazones en tu espalda. Tus dedos desproporcionados, que dan masajes que van más allá de la piel. Tu caminar chueco, tu apetito por dar y recibir retroalimentación. Tu personalidad tan flexiblemente inflexible. Los describo así, para olvidarlos, como cuando invades mis pensamientos, como al pedir un deseo, siempre es que sea incomparable. 

Te llevé a muchos lugares y tu presencia aún se siente en ellos, como en mis sueños, víctimas de mi memoria que alarma que te encontró, una falsa esperanza de lo real, sentí que eras la excepción. Igual, me queda la satisfacción, de que aun estando en libros diferentes, logré hacerte sonreír. Así es, realmente nunca estuvimos en el mismo libro, fue una ilusión, nos encontramos en un párrafo similar entre dos textos escritos bajo el mismo autor. Continuaste silenciosamente leyendo tu ejemplar, bajo la conmoción de conocer tu ídolo y revivir tu ciudad perfecta, no avisaste que debíamos movernos de párrafo, sospecho que abusaste de mi honradez, algo cobarde o infantil, no previne que actuarias así, sin la cortesía de ver esta cara y decirme que lo querías así. 

Independiente de la conclusión, celebro que conocí alguien como tú, he conocido una mujer poderosa que sabe vivir y dejar vivir. Que no le temes a los cambios, que por fuera aparentas siempre ser fuerte pero tienes un corazón bondadoso y delicado, con una belleza interna cautivadora que desborda por tus ojos e iguala la exterior. Sabes pedir un beso y disfrutar de sus deseos. Tienes manos suaves pero con una oculta e impresionante fortaleza. Piromaníaca, te gusta jugar con fuego y no te importa quedar solo con las cenizas, siempre habrá algo más por quemar. Subes a países más altos, vuelas sobre fronteras con gracia y confianza, eres una especie de mujer tan rara como el hoyuelo único que tienes en tu mejilla izquierda. Si hubieras sabido valorarme, yo hubiera luchado por ti como nadie nunca lo ha hecho, si tú concluiste que yo no valgo la pena, te equivocas en tu certeza y eso hace que a pesar de todo lo que eres, tú no valgas la pena.

Saturday, October 26, 2013

La felicidad y la tristeza

Curioso como manejamos el espacio de tiempo en la felicidad y la tristeza, como regulamos la energía de estos dos estados emocionales opuestos.

Si te fijas, en la tristeza no tenemos ningún problema con vivir el momento y hacer total uso del presente, de hecho la mayoría de nosotros usualmente no vemos más allá de él estando en él. Tenemos la tendencia a cerrarnos en nuestra miseria, sobredramatizar, extrapolar, culpabilizar o hasta negar que no habrá otro momento mejor al que se sufre actualmente.

A contraparte, cuando somos felices no paramos de fijarnos en el futuro, el porvenir por alguna razón resulta más atractivo que el ahora. Nos engolosinamos con las endorfinas y canibalizamos la arena que cae en el reloj. Ansiosos de saber qué sigue, qué más acompañará o complementará tal felicidad.

En resultado somos unos histéricos-ansiosos-ingratos, no hacemos más que aumentar la sed por ser más felices, por incrementar el nivel de intensidad requerido para el próximo estímulo, persona o situación, que nos traerá la anticipada dosis.

Aquí reside la curiosidad, ¿no sería fantástico que todo esto fuera al revés? virar la mesa, no el juego. Algo así como dudar de los miedos, de igual manera como dudamos de los sueños. Y quien sabe, así ser tristemente felices, y la vez, su envés: felizmente tristes.

Friday, August 09, 2013

La Gente Se Acostumbra texto de Marina Colasanti

Se que la gente se acostumbra... pero no debería...

La gente se acostumbra a vivir en departamentos donde no haya otra vista que la que está a su alrededor, y porque no tiene vista la gente se acostumbra a no mirar hacia afuera, y porque no mira hacia afuera, la gente se acostumbra a no abrir del todo las cortinas, y porque no abre la cortinas, la gente se acostumbra a apagar temprano la luz, y a medida que se acostumbra, enseguece sus ojos, enceguece su hogar, enceguece de todo.

La gente se acostumbra a levantarse temprano sobresaltado porque llega tarde, a tomar un café apurado porque está atrasado, a leer el períodico en el bus, porque no puede perder tiempo de viaje, a comer un sandwich porque no hay tiempo para almorzar, a volver casi dormido porque está cansado, a acostarse temprano y dormir pesado, sin haber vivido el día.

La gente se acostumbra a esperar todo un día un llamado telefónico que no llega, a sonreir sólo si alguién sonríe primero, a ser ignorados cuando precisaban tanto ser vistos.

La gente se acostumbra a pagar por todo lo que desea, y lo que necesita, y a luchar para ganar más dinero para poder pagar eso, y a pagar más caro de lo que las cosas valen y saber que pagará aún más, y a trabajar para poder pagar más caro, y para hacer filas en los lugares donde se cobra.

La gente se acostumbra a la polución, a las salas cerradas, al aire acondicionado, al cigarro, a todo lo que cubre de una luz natural, a las bacterias del agua potable.

La gente se acostumbra a tener cosas de más, para no sufrir. A no ver las cosas pequeñas, tratando de no juntar un dolor aquí, un resentimiento allí, a una pelea allá.

Si la playa está contaminada, la gente se acostumbra a mojarse solo los pies, y si el cine está lleno, la gente se acostumbra, se sienta más cerca y se tuerce para poder ver.

Si el trabajo está duro, la gente se consuela pensando en los fines de semana, y si en los fines de semanas no hay mucho que hacer, la gente va a dormir temprano, y si siente satisfecho con eso, porque tiene siempre sueño atrasado.

La gente se acostumbra para no limar asperezas, para preservar la piel, se acostumbra para evitar heridas, sangrados, para culpar a los otros, para culpar a la vida, que poco a poco se gasta, y que se gasta de tanto acostumbrarse, y se pierde... de sí misma.

Thursday, June 20, 2013

Compañero de Viaje

Él aparentaba estar en las cifras bajas de los setenta, en los ochenta había sido un ingeniero químico muy exitoso monopolizando la producción de una sustancia para todo el país, lo que le permitió estudiar Derecho y Finanzas, "para saber un poco de todo ¿viste?".

Nació en Córdoba, vivía en Porto Alegre, tenía sus cuentas en Montevideo, con las que hacía compras en Panamá. Hizo de todo en la vida, menos "revolear la cartera"; fue estafado varias veces, nunca se había casado -ni tenía hijos- y en los últimos tres años ya llevaba dos pasaportes llenos de incontables sellos por los treinta países que andaba visitando.

Nicolás, por mi fortuna, no sabía distinguir cuando yo quería dormir, mucho menos dejar de ver las fotos de la arquitectura de Buenos Aires o Praga. Lo que irremediablemente me forzó a prestarle atención (mi hermana me ha hecho apreciar la arquitectura). Él, con respiración forzada y ojos azules pero cansados, resultó ser esa advertencia que salta en mi cabeza y dice "!Alerta, alerta! seguramente hay algo importante aquí que aprender".

Y sí que lo había, después de siete horas de vuelo con muchas charlas, ocho idas al baño, seis píldoras que se tomó (con los cuatro vasos de Coca-Cola), las cinco veces que marqué página en Así Habló Zaratustra, un ron abuelo que me di por merecido y una discusión sobre si Ciudad de Panamá está en el pacífico o en el atlántico (en la que me gané un alfajor a pesar de mis pobres conocimientos geográficos); Nicolás ya en mayor confianza, al fin aflojó aquella frase con sabor a suspiro: "no tengo con quien dividir los hoteles".

Entonces comprendí. Tanto viajar y vivir, llega un punto inevitable donde estar es mejor que regresar o partir. Que hasta los más exitosos graduados en la carrera de la soledad, deben sacar las finanzas de las emociones compartidas, y pobre de los que las cuentas les salen negativas, se les nota en los ojos, especialmente si son azules.

Tuesday, February 26, 2013

Cartas a Rocío

Mi refrescante y juvenil Rocío,

Por incierto que pareciera, debo aceptar que tu presencia ha hecho un buen trabajo, tanto que hasta tu ausencia me cae bien. Mira en estas palabras como conversamos de lo mejor, yo aquí, ella allí y tu... bueno, ni ahí ¿ves? hay cosas que de ojos cerrados se ven mejor.

Yo veo la soledad pasar de ser gruñona a tutora, donde la acompaño porque ni a ella le gusta estar sola. Y aquí estamos en una banca, esparramados como adolescentes rebeldes que ocupan espacio demás, para que la vieja de la señora Angustia no tenga donde sentarse, que reciba un poco de su propia medicina y espere de pie la muy ridícula.

Me siento como un abuelo en una plaza y tu ausencia reencarna en las palomas a mi alrededor. El tic toc anda a palpites y a los momentos les quieren apresurar el ritmo, sin cuidado se pueden perder por los atajos emocionales. Casi caigo esta vez, ya se me acaban las migajas, y de tanta magia, no dejan de aparecer más pichones.

Basta, me levanto y sacudo los pensamientos que habían caído en mi regazo, por sorpresa los pájaros no se sorprenden ni se espantan, qué importa, voy a dar un paseo por la madrugada, donde las horas sin ti son dóciles pero ingratas. ¿Recuerdas aquella noche por la avenida? llevo puesta la misma ropa, comprada en una de esas miles de tiendas que, a diferencia de ti, no inspiran confianza.

Decías que era la avenida más fría de la ciudad, igual las personas siempre me han parecido más bonitas en el frío. Veo a los otros pasear, y lo acepto, cada uno es “otro” desde que te conocí. Van con su armadura que los protege de la helada, así van, creen que llevan la que mejor les luce. Veo unos insensibles y resistentes como el hierro, a otros el ego les queda algo grande, pobres, quizás no había autoestima de su talla.

Yo aún prefiero la calidez que me trae la vulnerabilidad, me despisto en la memoria de tus brazos para luego ser abofeteado en los oídos con la bocina de un taxi, hoy no quiero ser pasajero, ojalá no fueras pasajera. Prefiero llegar a mi destino caminando, aquel apartamento por la bahía, donde tu imaginación espera sobre la cama para encerrarnos en la habitación, qué trío...

Me gustas así, con el respeto de cuando te vas y la pasión de cuando –te- vienes. Porque así es la vida de sudada y escurridiza, como mis deseos sobre tus piernas delgadas. Si de algo nos ha servido la torpeza, ha sido para no perdernos en lo cotidiano de este sobrevivir.

Pronto llego, te adelanto un abrazo, de aquellos en los que te sonrío al oído.

Por siempre tu
Benjamín.

Sunday, February 17, 2013

El Contador

De niño pensaba que en la vida tenemos los respiros contados, y que cada ser tiene una cantidad asignada previamente antes de nacer. Así, al llegar tu último respiro, mueres. Anticipando el miedo a este final, en mi pequeña cabeza decidí aprender a respirar lento y profundo, tratando de alargar la condena que te dan al nacer, vivir.

En ese ejercicio aprendí a valorar cada cucharada de aire en mis pulmones, y a cuidarlos a ellos también. Lo que en retrospectiva, me convirtió en un niño con un temperamento sereno, motivo de orgullo para mi madre. Con el pasar del tiempo me percaté que había una falla en mi plan, resulta que las situaciones y personas que valen la alegría te acelerarán la respiración y harán que los batidos de tu corazón se tropiecen.

Según esta hipótesis infantil e inocente, mueres un poco por cada una de estas cosas y personas, aunque a su vez, no hay nada que te haga sentir más vivo. Y la verdad es que al final de “cuentas” quien vive plenamente, no le teme al último respiro.

Sunday, February 10, 2013

Litoral

Los mensajes indirectos tienen una cierta cobardía terriblemente emocionante, como quien cree que va ganando en Monopoly, si es que queda algo a ganar cuando acaba ese juego.

Por eso es mejor ser directo, virar la mesa y ponerle paños húmedos a la fiebre de los pensamientos, para soñar en paz, para que a pesar del cansancio, te levantes con una sonrisa en la mirada, aquella que todos merece(mos)n ver en ti, leyendo: "El tiempo que pierdo despierto no es perdido si llego a tu litoral."

Monday, February 04, 2013

Las Dificultades de Ser Hombre



No sólo los hombres piensan y actúan de forma machista, es muy interesante este tema, se preguntarán “¿qué dificultades tiene un hombre?” y casualmente ese es el pensamiento automático que hay que erradicar. Los hombres también somos seres humanos de carne y hueso, la concepción de que “nada nos lastima” o “los hombres no lloran” es producto de generaciones de padres reprimidos, que a su vez oprimen a sus hijos, y luego éstos, a sus pares.  

¿Solo palabras? ¿Frases normales? ¿Simples comentarios femeninos inofensivos y recurrentes? Según los especialistas, hasta las mujeres más "estudiadas y liberadas" encierran una semilla de machismo en su interior. ¿Son las mujeres las generadoras y transmisoras del machismo a sus hijos? es entendido que la educación básica viene de casa, o bien, ¿contribuimos a fomentarlo al incurrir en actitudes y frases inconscientes en nuestras relaciones y en la sociedad en general?. Malcrían a sus hijos varones, y favorecen a su vez el hembrismo (les inculcan las tareas domésticas a sus hijas) con el "machismo femenino", enfermizo y dependiente. 

En mi caso personal, siempre ayude con las tareas de la casa, especialmente las que son catalogadas como “responsabilidades femeninas”. Porque creo fielmente que tomar una escoba o un trapeador y limpiar la casa, lavar los platos o ayudar a mamá con la jardinería, nada de esto me hace menos “hombre”. Mi inclinación sexual no tiene nada que ver con mis aptitudes y competencias personales. 

A ver, científicamente, el macho no es más macho por estar dotado de componentes especiales y únicos a su naturaleza que lo tornan en el ser agresivo, grosero, burdo e irrespetuoso que conocemos (como los obreros, taxistas, etc), que en nombre del machismo suele ser. El macho, mientras más macho (si es que en realidad éste ser existe) es simplemente menos mujer en el sentido que establecen las ciencias de la vida. 

El sexo masculino, resulta ser el sexo por opción o defecto, cuando el género femenino se "deselecciona". Desde que somos concebidos, todos somos mujeres por un par de meses, o sea que ser hombre es: no ser mujer. Y mientras más alejado de ser mujer estés, “más eres hombre”. De ahí la razón de estos comportamientos extremistas y desesperados por demostrar que “no eres mujer”, a seguir algunos ejemplos que revelan los estereotipos contra los hombres a exterminar: 
- tener emociones es visto como una debilidad, y a su vez, admitir tus debilidades, es visto como mayor debilidad aún; 
- si en algún momento expresas algo de contenido sexual, muy probablemente te catalogarán como pervertido; 
- si una mujer te vence en alguna competencia física eres inferior; 
- si no cumples con el rol y las características predeterminadas de “virilidad”, eres homosexual y ser homosexual es visto como una debilidad; 
- derechos parentales desiguales; 
- las personas desacreditan tus problemas porque como hombre, el universo esta “predeterminadamente a tu favor” en cualquier escenario posible. 

En especial creo que este pánico a la homosexualidad, este esfuerzo desesperado de “tengo que probar que no soy mujer (gay)”, estos ataques verbales y prejuiciosos fuera de lugar y sin justificativas, para mi resultan ser una reacción derivada del posible estrés (consciente o inconsciente) de vivir una mentira, o escondiendo un deseo latente, cuyo descubrimiento resultaría en repercusiones nefastas para quien lo alberga. 

La homosexualidad por cierto, un pequeño paréntesis, está presente en nuestras civilizaciones desde el Egipto faraónico, la Mesopotamia, Grecia, y en especial, Roma. En este último, no solo favorecían la homosexualidad en el círculo imperial (entre esclavos y líderes), como también en el frente de guerra, puesto que era más probable que le salvaras la vida o lucharas por un compañero al que amabas, a uno que simplemente era tu compañero de guerra. 

En resumen, “el que no la teme no la debe”, en la lucha por la igualdad de los sexos se ha desfavorecido al género masculino, asumiendo que la mujer “vale más”, el hombre ha quedado atrás y se jodió la equidad. No señores, todos valemos, dolemos y sentimos por igual, el que lo niega, que continúe mintiéndose y reprimiendo en su mundo de fantasías. En nuestras sociedades latinoamericanas machistas sacrificamos nuestra identidad y la de los otros, teniendo la tendencia de juzgar los “defectos” de los demás, lo cual nos distrae para descubrir la grandeza que hay en nosotros.

Saturday, January 26, 2013

Se Nos Acabaron Los Comienzos

Fuimos a la playa, vimos el sol discutir con el paisaje y las nubes enfadarse, ella nadó mucho mientras yo leía las palabras simples y verdaderas de Hemingway. Nos tomamos fotografías, intentando perpetuar el momento, ella cree que la cámara es más que un espejo digital, que en esa pantalla podría ver lo que ven otros ojos.

Por eso fue que le regalé flores, de esas que no esperaría, que le sacudirían los colores a su cuarto y su memoria al despertar. También la lleve a restaurantes y a un par de bares. Todo incluido, sin propina para el amor, con multa por mal estacionado, cortesía de algún policía amargado.

Y justamente en un bar fue que encontramos al destino jugando a ser sincronicidad. La saludé tocando su cintura como solo yo sé y le invite un trago, enmascarado como un total desconocido, inyección de novedad. ¿Qué clase de amor te encuentra y trata de re-enamorarte?

Otro día hasta salimos de bicicleta uniformados con disfraces, para impresionar a los que nos veían pedalear, o para ser otros por un momento, aunque fuera detrás de una máscara (una de verdad). Nos paseamos por las avenidas nocturnas, le quise explicar miles de cosas y ella miles no me dijo.

Yo no pedía más que una mirada sincera o su ocasional agarre de mi mano, aun cuando le daba más que mi brazo. Ahora la memoria me falla si la recuerdo, a ella que le fui más fiel que a mí mismo, y ni así bastó para negociar su confianza.

Con una ganga conseguí fue esperanza, esa maldita fantasía que te endeuda con el futuro, justamente por no serme fiel a mí mismo. Terminó lo que para mí nunca había terminado, tenía todo para perder, pero sé que al menos traté, con todo y un poco más.

Tuve esa mejor pelea que hay en la vida, la de luchar por algo que quieres, estuve solo con los dioses y las posibilidades. Ya decía Bukowski: “si vas a tratar, ve hasta el final. De otra forma, ni empieces". Interesante y cierto, hay que terminar para poder empezar.