Tuesday, March 25, 2014

Las Mentiras

Decía Mario Quintana, que la mentira es una verdad a la que se olvidó suceder. 
Y si es así, es mentira que está noche te beso y te digo verdades con las cosas más tontas. 
Es mentira que esta pantallita en la que te escribo se convierte en las gafas que uso para ver, y te tengo ante mis ojos, con o sin ellas (porque bien he aprendido que con las manos también se puede ver).
Es mentira que no tengo que imaginarnos. Es mentira que tengo que mentirme, de que es un día menos y no un día más, para que ya estemos juntos.

Friday, February 28, 2014

Promociones

Existe todo un idioma de sonrisas entre nosotros, que -afortunadamente- aun no dominamos por completo.

Y en nuestra orilla del tiempo, en este mañana (hasta que vengan otros mañanas); me presiona el recuerdo de que vivir solo nos cuesta una vida, pero que estar contigo se siente como si eso fuera una ganga.

Saturday, January 11, 2014

Diálogo

En una voz serena el hombre le dice a la nube:
Te ves más grande en el reflejo del lago.
Te gusta volar.
Cómo lo haces aun estando hecha a pedazos?
No tienes una forma.
Pero los demás te quieren poner formas.
Vas adonde el viento te empuje.
Ya veo.
A final eres como cualquiera de nosotros.

Tuesday, January 07, 2014

Nuestro primer beso

Desde la alfombra Augusto lee en alto su libro: el beso es el autógrafo de lo inmortal, se sospecha de mejor destino que la sabiduría; tris -como en los sueños- en el que se prescinde de la vista.

Beatriz le responde con la imaginación en alto, que en su limitada experiencia (siempre recatada ella), si el beso es bueno los ojos se cerrarán por la tormenta bioquímica, pero sólo para tener mejor panorama de los fuegos artificiales.

Augusto se antoja, le entrega el libro anunciando que va a buscar yogur al supermercado. "Te pediría que me trajeras algo para compartir" murmura ella mientras se frota ambos pies bajo las sábanas, como si pidiera un deseo.

En su retorno le trae chocolate con nueces, aunque ya venga con papel desenvuelto (y encima habiendo comido dos pedazos). "Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los chocolates decía Fernando Pessoa", y termina por ofrecerle la tercera fila de la barra, justo allí donde sobrevive una nuez.

Sorprendida, pareciera que sonríe sólo con los ojos, desde donde se la ve el libro le cubre la boca. Así que ella parte la tercera fila sin hesitar, una pequeña marca de chocolate queda en sus labios rosados.

¿Qué mejor prueba de complicidad? susurra para sí mismo Augusto. Y Beatriz muerde la barra para descubrir la nuez crocante con su muela derecha, y atrevida sonríe de nuevo, pero ahora con los ojos cerrados, como para saborear mejor.

El aprovecha su distracción gustativa y le roba un beso, suben la apuesta de los sentidos y se borra la mancha de chocolate entre sus labios.

Quién hubiera pensado que en la caja del supermercado, el impulso de tomar un chocolate podría esa noche cumplir más de un deseo.