Tuesday, February 26, 2013

Cartas a Rocío

Mi refrescante y juvenil Rocío,

Por incierto que pareciera, debo aceptar que tu presencia ha hecho un buen trabajo, tanto que hasta tu ausencia me cae bien. Mira en estas palabras como conversamos de lo mejor, yo aquí, ella allí y tu... bueno, ni ahí ¿ves? hay cosas que de ojos cerrados se ven mejor.

Yo veo la soledad pasar de ser gruñona a tutora, donde la acompaño porque ni a ella le gusta estar sola. Y aquí estamos en una banca, esparramados como adolescentes rebeldes que ocupan espacio demás, para que la vieja de la señora Angustia no tenga donde sentarse, que reciba un poco de su propia medicina y espere de pie la muy ridícula.

Me siento como un abuelo en una plaza y tu ausencia reencarna en las palomas a mi alrededor. El tic toc anda a palpites y a los momentos les quieren apresurar el ritmo, sin cuidado se pueden perder por los atajos emocionales. Casi caigo esta vez, ya se me acaban las migajas, y de tanta magia, no dejan de aparecer más pichones.

Basta, me levanto y sacudo los pensamientos que habían caído en mi regazo, por sorpresa los pájaros no se sorprenden ni se espantan, qué importa, voy a dar un paseo por la madrugada, donde las horas sin ti son dóciles pero ingratas. ¿Recuerdas aquella noche por la avenida? llevo puesta la misma ropa, comprada en una de esas miles de tiendas que, a diferencia de ti, no inspiran confianza.

Decías que era la avenida más fría de la ciudad, igual las personas siempre me han parecido más bonitas en el frío. Veo a los otros pasear, y lo acepto, cada uno es “otro” desde que te conocí. Van con su armadura que los protege de la helada, así van, creen que llevan la que mejor les luce. Veo unos insensibles y resistentes como el hierro, a otros el ego les queda algo grande, pobres, quizás no había autoestima de su talla.

Yo aún prefiero la calidez que me trae la vulnerabilidad, me despisto en la memoria de tus brazos para luego ser abofeteado en los oídos con la bocina de un taxi, hoy no quiero ser pasajero, ojalá no fueras pasajera. Prefiero llegar a mi destino caminando, aquel apartamento por la bahía, donde tu imaginación espera sobre la cama para encerrarnos en la habitación, qué trío...

Me gustas así, con el respeto de cuando te vas y la pasión de cuando –te- vienes. Porque así es la vida de sudada y escurridiza, como mis deseos sobre tus piernas delgadas. Si de algo nos ha servido la torpeza, ha sido para no perdernos en lo cotidiano de este sobrevivir.

Pronto llego, te adelanto un abrazo, de aquellos en los que te sonrío al oído.

Por siempre tu
Benjamín.

Sunday, February 17, 2013

El Contador

De niño pensaba que en la vida tenemos los respiros contados, y que cada ser tiene una cantidad asignada previamente antes de nacer. Así, al llegar tu último respiro, mueres. Anticipando el miedo a este final, en mi pequeña cabeza decidí aprender a respirar lento y profundo, tratando de alargar la condena que te dan al nacer, vivir.

En ese ejercicio aprendí a valorar cada cucharada de aire en mis pulmones, y a cuidarlos a ellos también. Lo que en retrospectiva, me convirtió en un niño con un temperamento sereno, motivo de orgullo para mi madre. Con el pasar del tiempo me percaté que había una falla en mi plan, resulta que las situaciones y personas que valen la alegría te acelerarán la respiración y harán que los batidos de tu corazón se tropiecen.

Según esta hipótesis infantil e inocente, mueres un poco por cada una de estas cosas y personas, aunque a su vez, no hay nada que te haga sentir más vivo. Y la verdad es que al final de “cuentas” quien vive plenamente, no le teme al último respiro.

Sunday, February 10, 2013

Litoral

Los mensajes indirectos tienen una cierta cobardía terriblemente emocionante, como quien cree que va ganando en Monopoly, si es que queda algo a ganar cuando acaba ese juego.

Por eso es mejor ser directo, virar la mesa y ponerle paños húmedos a la fiebre de los pensamientos, para soñar en paz, para que a pesar del cansancio, te levantes con una sonrisa en la mirada, aquella que todos merece(mos)n ver en ti, leyendo: "El tiempo que pierdo despierto no es perdido si llego a tu litoral."

Monday, February 04, 2013

Las Dificultades de Ser Hombre



No sólo los hombres piensan y actúan de forma machista, es muy interesante este tema, se preguntarán “¿qué dificultades tiene un hombre?” y casualmente ese es el pensamiento automático que hay que erradicar. Los hombres también somos seres humanos de carne y hueso, la concepción de que “nada nos lastima” o “los hombres no lloran” es producto de generaciones de padres reprimidos, que a su vez oprimen a sus hijos, y luego éstos, a sus pares.  

¿Solo palabras? ¿Frases normales? ¿Simples comentarios femeninos inofensivos y recurrentes? Según los especialistas, hasta las mujeres más "estudiadas y liberadas" encierran una semilla de machismo en su interior. ¿Son las mujeres las generadoras y transmisoras del machismo a sus hijos? es entendido que la educación básica viene de casa, o bien, ¿contribuimos a fomentarlo al incurrir en actitudes y frases inconscientes en nuestras relaciones y en la sociedad en general?. Malcrían a sus hijos varones, y favorecen a su vez el hembrismo (les inculcan las tareas domésticas a sus hijas) con el "machismo femenino", enfermizo y dependiente. 

En mi caso personal, siempre ayude con las tareas de la casa, especialmente las que son catalogadas como “responsabilidades femeninas”. Porque creo fielmente que tomar una escoba o un trapeador y limpiar la casa, lavar los platos o ayudar a mamá con la jardinería, nada de esto me hace menos “hombre”. Mi inclinación sexual no tiene nada que ver con mis aptitudes y competencias personales. 

A ver, científicamente, el macho no es más macho por estar dotado de componentes especiales y únicos a su naturaleza que lo tornan en el ser agresivo, grosero, burdo e irrespetuoso que conocemos (como los obreros, taxistas, etc), que en nombre del machismo suele ser. El macho, mientras más macho (si es que en realidad éste ser existe) es simplemente menos mujer en el sentido que establecen las ciencias de la vida. 

El sexo masculino, resulta ser el sexo por opción o defecto, cuando el género femenino se "deselecciona". Desde que somos concebidos, todos somos mujeres por un par de meses, o sea que ser hombre es: no ser mujer. Y mientras más alejado de ser mujer estés, “más eres hombre”. De ahí la razón de estos comportamientos extremistas y desesperados por demostrar que “no eres mujer”, a seguir algunos ejemplos que revelan los estereotipos contra los hombres a exterminar: 
- tener emociones es visto como una debilidad, y a su vez, admitir tus debilidades, es visto como mayor debilidad aún; 
- si en algún momento expresas algo de contenido sexual, muy probablemente te catalogarán como pervertido; 
- si una mujer te vence en alguna competencia física eres inferior; 
- si no cumples con el rol y las características predeterminadas de “virilidad”, eres homosexual y ser homosexual es visto como una debilidad; 
- derechos parentales desiguales; 
- las personas desacreditan tus problemas porque como hombre, el universo esta “predeterminadamente a tu favor” en cualquier escenario posible. 

En especial creo que este pánico a la homosexualidad, este esfuerzo desesperado de “tengo que probar que no soy mujer (gay)”, estos ataques verbales y prejuiciosos fuera de lugar y sin justificativas, para mi resultan ser una reacción derivada del posible estrés (consciente o inconsciente) de vivir una mentira, o escondiendo un deseo latente, cuyo descubrimiento resultaría en repercusiones nefastas para quien lo alberga. 

La homosexualidad por cierto, un pequeño paréntesis, está presente en nuestras civilizaciones desde el Egipto faraónico, la Mesopotamia, Grecia, y en especial, Roma. En este último, no solo favorecían la homosexualidad en el círculo imperial (entre esclavos y líderes), como también en el frente de guerra, puesto que era más probable que le salvaras la vida o lucharas por un compañero al que amabas, a uno que simplemente era tu compañero de guerra. 

En resumen, “el que no la teme no la debe”, en la lucha por la igualdad de los sexos se ha desfavorecido al género masculino, asumiendo que la mujer “vale más”, el hombre ha quedado atrás y se jodió la equidad. No señores, todos valemos, dolemos y sentimos por igual, el que lo niega, que continúe mintiéndose y reprimiendo en su mundo de fantasías. En nuestras sociedades latinoamericanas machistas sacrificamos nuestra identidad y la de los otros, teniendo la tendencia de juzgar los “defectos” de los demás, lo cual nos distrae para descubrir la grandeza que hay en nosotros.